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Valladolid (Castilla y León / España). Se estima que en el siglo XIII la aljama de esta hoy importante ciudad de Castilla y León, ya tenía una numerosa comunidad judía, aunque en 1288 el rey había prohibido la adquisición de tierras en sus alrededores, ya que temía perder así los tributos que obtenía en ese concepto. Desde 1221 hasta el siglo XV esa ciudad castellana tuvo una numerosa comunidad judía, que contribuyó famosos apellidos a la historia medieval de España, como la celebrada familia Benveniste. También se sabe que un tal Josef ben Moses el Gerondi, que era hijo del gran cabalista gerundense Najmánides, fue un favorito en la corte del rey Alfonso el Sabio, un monarca liberal semejante en muchos aspectos a Jaime I de Aragón. Ambos tuvieron gran consideración con los judíos, precisamente por apreciar su contribución al desarrollo y la prosperidad de sus tierras. Aunque en 1335 Alfonso XI escribía desde esta ciudad a todos los alcaldes y concejos, anunciando la concesión de privilegios especiales a las aljamas de todo el reino, pronto cambiaría el cariz de la situación, como consecuencia de las guerras civiles en Castilla. Referente a los disturbios antijudíos del año 1367 en los que la turba destruyó no menos de ocho sinagogas, lo que proporciona una idea de la importancia que había llegado a adquirir esa aljama, hace constar el cronista judío Samuel ibn Zarza, a propósito de los lamentables sucesos acaecidos en la villa de Valladolid: en “Cuando había transcurrido medio año tras la llegada de don Pedro (Pedro I de Castilla), se rebeló contra él la comunidad de Valladolid. Dijeron: “¡Viva el rey don Enrique!. Expoliaron a los judíos que residían entre ellos, saquearon sus casas. No quedaron más que sus cuerpos desnudos y sus tierras devastadas. Destruyeron ocho sinagogas...  Cogiéronse todas las coronas y adornos de plata (de los libros de la Ley) y a estos mismos libros hicieron pedazos y los arrojaron por los mercados y las calles”. Los asaltos de las masas populares de Valladolid a las juderías se amparaban, como no, en el apoyo al príncipe bastardo Enrique de Trastámara, consecuencia lógica de la actitud decididamente hostil a la minoría judía que Enrique había manifestado desde que comenzó su rebelión contra Pedro I. Se ha borrado de la memoria la importante comunidad sefardita que albergó a lo largo de toda la Edad Media. En diciembre de 1254 contaba esta judería con varias Sinagogas. En otoño de 1367, al entrar a saco el populacho en la judería al grito de “¡Viva el rey don Enrique!”, no asesinan a ningún judío pero saquean ocho sinagogas, mientras chillaban ¡Excavad, excavad en ella hasta el cimiento!. Existe en esta capital una calle con el nombre de Sinagoga. Además de la Sinagoga existente en la calle de su nombre, se ha situado una segunda Sinagoga en la actual calle de Isidro Polo, al lado de la Plaza de los Ciegos. Andrés del siglo XV los judíos vivían en las proximidades de la plaza Mayor, entre las actuales plazas de San Miguel y de la Rinconada. En el archivo de la Chancillería, en la calle de su mismo nombre, se exhibe una “ketuba”, bellamente iluminada, procedente de Torrelobatón, además de abundante documentación relacionada con los judíos. En 1412 el gobierno castellano, a pedido del notorio agitador antisemita fray Vicente Ferrer, promulgó en Valladolid una legislación que coincidía con la línea tradicionalmente adoptada por la Iglesia, que tenía el propósito de desmoronar la vida económica y social de los hebreos y convertirlo en un grupo aparte. Ello no obstante, en 1432 se celebra un gran sínodo rabínico en esa ciudad, a iniciativa del gran dirigente hebreo Don Abraham Benveniste, que era Gran Rabino de Castilla. A su término se dictaron las takanot (ordenanzas) que pretendían regular la vida de las juderías, dictando normas sobre la elección de las autoridades de las aljamas y otros asuntos administrativos. Entre ellos, uno de los principales era cómo castigar a los malsines (delatores) que causaban perjuicio a las comunidades judías. Es interesante señalar que estas disposiciones fueron dictadas en una mezcla de hebreo y español, aunque la mayor parte de los textos estaban en la lengua castellana.
Sábado, 27 de abril de 2024 -

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